Alcohol y distonía: Un arma de doble filo

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Joaquin Farias PHD, MA, MS

El alcohol puede proporcionar un alivio temporal de la ansiedad y otros síntomas psicológicos en pacientes con distonía, pero su consumo regular puede repercutir negativamente en el bienestar físico y emocional. Aunque puede reducir los síntomas momentáneamente, el consumo de alcohol provoca fluctuaciones en la insulina y puede empeorar la función neurológica con el tiempo. Comprender los pros y los contras del consumo de alcohol, sobre todo como mecanismo de afrontamiento, es crucial para controlar la distonía.

 

Estudios recientes han demostrado que el alcohol puede reducir temporalmente los síntomas distónicos en algunos individuos. Este alivio se debe al efecto del alcohol en el cerebro, sobre todo en cómo influye en el cerebelo, una región del cerebro responsable del control motor. Sin embargo, aunque el alcohol ofrece un alivio a corto plazo para algunos, su consumo regular puede crear más problemas de los que resuelve.

Para algunos pacientes con distonía, el alcohol actúa como una "solución" temporal, proporcionando un breve respiro de los movimientos musculares involuntarios. Por desgracia, el cuerpo desarrolla rápidamente tolerancia y muchos pacientes se ven obligados a consumir cada vez más alcohol para controlar los síntomas. Esto crea un ciclo peligroso en el que las personas pueden llegar a depender del alcohol para controlar su enfermedad. Con el tiempo, esta dependencia puede conducir al desarrollo de trastornos por consumo de alcohol.

Sin embargo, los efectos del alcohol son más complejos. Aunque el consumo moderado de alcohol durante las comidas puede no tener efectos perjudiciales, el consumo regular de alcohol puede exacerbar los síntomas a largo plazo. Una preocupación importante es el impacto del alcohol en la regulación de la insulina. El consumo de alcohol puede causar fluctuaciones en los niveles de azúcar en sangre, provocando hiperglucemia o hipoglucemia, lo que a su vez puede desencadenar o empeorar los síntomas distónicos. Además, el consumo de alcohol puede influir en la resistencia a la insulina y provocar fluctuaciones irregulares perjudiciales para la función cerebral, especialmente en pacientes que ya luchan contra la neuroinflamación y el estrés oxidativo.

La relación entre alcohol y neuroinflamación

Las investigaciones han demostrado que el alcohol puede contribuir a aumentar la neuroinflamación, que es un factor importante en el desarrollo y la progresión de trastornos del movimiento como la distonía (Fronteras de la neurociencia celular). La neuroinflamación puede causar alteraciones en las vías de señalización cerebral que afectan al control motor, lo que puede conducir a un empeoramiento de los síntomas.

Un reciente artículo publicado en Revista Tremor (2023) destaca cómo el consumo de alcohol puede exacerbar los trastornos del movimiento. Señala que, aunque el alcohol puede aliviar temporalmente los síntomas, sus efectos a largo plazo pueden empeorar la enfermedad subyacente al desencadenar la neuroinflamación, lo que resulta especialmente problemático para las personas que ya padecen distonía. Puede consultar el artículo completo aquí.

El alcohol y la regulación de la insulina

Como ya se ha mencionado, el alcohol puede alterar la regulación de la insulina. Ras investigaciones indican que la resistencia a la insulina contribuye a la neurodegeneración a través de mecanismos como la neuroinflamación y el estrés oxidativo  ​Prensa celular . Cuando los niveles de insulina fluctúan, pueden producirse alteraciones metabólicas que afectan negativamente al cerebro y al sistema nervioso. Se ha demostrado que la desregulación de la insulina aumenta la neuroinflamación, lo que puede empeorar el control motor y la función cognitiva. En el caso de la distonía, en la que ya existen trastornos del movimiento, las fluctuaciones de la insulina pueden exacerbar los síntomas y reducir potencialmente la eficacia de los tratamientos.

Los estudios indican que la resistencia a la insulina y la hiperglucemia están relacionadas con el empeoramiento de la neurodegeneración y los trastornos motores.  El consumo de alcohol puede provocar breves picos de insulina seguidos de descensos, lo que agrava la inestabilidad en la regulación de la glucosa en el organismo, que podría afectar significativamente a los pacientes distónicos. Además, estas fluctuaciones de la glucemia pueden provocar alteraciones cerebrales, especialmente en las áreas implicadas en el control motor, lo que complica aún más el tratamiento de la enfermedad.

Consumo de alcohol para afrontar la ansiedad, el duelo y otros problemas psicológicos en pacientes con distonía

Para muchas personas que padecen distonía, la carga psicológica que supone gestionar una enfermedad crónica puede provocar sentimientos de ansiedad, dolor y depresión. En un intento de sobrellevar la situación, algunos pueden recurrir al alcohol, ya que puede proporcionarles temporalmente una sensación de alivio o evasión. Aunque el alcohol puede reducir los sentimientos de ansiedad a corto plazo, sus efectos a largo plazo -como la dependencia y la exacerbación de los síntomas- pueden empeorar los retos emocionales y físicos a los que ya se enfrentan los pacientes con distonía. Es importante buscar mecanismos alternativos de afrontamiento, como la terapia y los grupos de apoyo, junto con un plan nutricional equilibrado para gestionar mejor el bienestar emocional.

Recomendaciones prácticas

Aunque el consumo ocasional y moderado de alcohol puede no suponer un peligro inmediato para las personas con distonía, es importante reconocer los posibles efectos negativos a lo largo del tiempo. Para los pacientes que consumen alcohol con frecuencia para aliviar los síntomas, es fundamental evaluar este hábito con la ayuda de un profesional sanitario.

En mi Programa de recuperación de la distoníanos centramos en un enfoque integral y equilibrado de la nutrición y el estilo de vida, que incluye elecciones dietéticas conscientes que pueden ayudar a regular la insulina y evitar las fluctuaciones de azúcar en sangre. Este clase de nutricióncreado en colaboración con la nutricionista Bonnie James, ofrece consejos prácticos, recetas y planes dietéticos personalizados para ayudar a quienes padecen distonía.

Conclusión

El alcohol puede proporcionar un alivio momentáneo a algunas personas que padecen distonía, pero sus efectos a largo plazo sobre el sistema nervioso, la regulación de la insulina y la salud en general pueden ser perjudiciales. Para tratar la distonía con eficacia, es esencial mantener un estilo de vida equilibrado y centrarse en intervenciones como una dieta equilibrada y un sueño adecuado.

Si tiene dificultades para controlar los síntomas de la distonía, considere la posibilidad de unirse a nuestra Clase de nutrición en el Programa de Recuperación de la Distonía, donde le ofrecemos asesoramiento experto y estrategias prácticas para ayudarle a optimizar su salud y bienestar.

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Descargo de responsabilidad

Este blog sólo tiene fines informativos. No constituye asesoramiento médico. Por favor, consulte con su médico antes de hacer cualquier cambio en su dieta, estilo de vida o régimen de medicación.